La Vieja me sacó la ficha al toque. Sabe que cuando me compro el desodorante Axe Marine, es porque estoy en una jugada amorosa. Me olió de lejos y arrancó a verduguearme. Toda la mañana estuvo así. Re gede. Pero cuando le dije que ya me voy a ir con una linda guacha a formar mi propia familia y que ella va quedar sola, se rescató y no habló más.
La Vieja le tiene un cagazo bárbaro a la soledad ¿Quién no, en verdad?
Desde que el Viejo se murió, la mitad de ella también. Creo que cuando decida en algún momento irme, la Vieja no va a soportar tanto silencio en la casa. Solita un día va a venir a despedirse. Nos vamos a juntar en la plaza, vamos a comer unas facturas, tomar unos mates y cuando llegue la noche, me va a dar un beso en la frente con los ojos brillosos. Yo le voy a agradecer por la vida que me dio y le voy a pedir que salude al Viejo de mi parte.
No quería escribir sobre la muerte, pero tanto el amor como la muerte van de la mano. La muerte y el amor no avisan cuándo llegan. De prepo se te meten en el cuerpo y ya no podés hacer nada. Lo disfrutás y lo padecés.
Para muchos en la villa la muerte es una salvación, por eso no le tienen miedo. Pero qué piola sería que el amor nos saque el miedo, sea nuestra salvación y escudo para soportar tanto dolor que a veces tenemos. Y si tenemos que morir que sea de amor y no de miedo.
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El Municipio de Ituzaingó, junto al Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, invita a los vecinos y vecinas a la presentación del espectáculo “Tango de Buenos Aires”, que se llevará a cabo este sábado 16 de septiembre a las 21 en el Teatro Gran Ituzaingó, Mariano Acosta 55. Las entradas se pueden retirar de manera gratuita por el Centro Cultural de Ituzaingó, presentando DNI.
“Tango de Buenos Aires” es un gran despliegue musical, con banda en vivo y una brillante puesta coreográfica con jóvenes promesas de la danza, que se fusionan para brindar un espectáculo único. Participan de esta propuesta la primera Bailarina del Teatro Colón, Gabriela Alberti, el Primer Bailarín del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino, Bautista Parada y completan la ejecución de obras el Cuarteto de Tango Buenos Aires. El repertorio musical está compuesto por temas de Astor Piazzolla, Carlos Gardel y otros grandes compositores argentinos. La dirección artística está a cargo del reconocido bailarín y coreógrafo, Iñaki Urlezaga.
Quienes quieran asistir a la función, ya pueden retirar sus entradas (máximo 4 por persona) de manera gratuita por el Centro Cultural Ituzaingó -Soler y Mansilla- de lunes a viernes de 8 a 21 con DNI hasta agotar cupo. La ubicación en la sala será por orden de llegada. Para más información, comunicarse al 2120-1872 (Centro Cultural Ituzaingó).
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Poco laburo. Vendí la mitad de la mercadería. El Paragua me cagó a pedos. Lo mandé a cagar, qué culpa tengo si la gente no quiere comprar sus horribles chipas. Desde que amarretea con el queso y los huevos, la calidad bajó bocha. Hace unos días, uno me vino a apurar diciéndome que estuvo con cagadera por culpa de los chipas… Andá saber si es posta y no fue otra cosa que haya comido, pero bueh tuve que cerrar el orto, bajar la cabeza y pedirle perdón.
De Julia no sé nada. No me la estoy cruzando en la estación. Quizá cambio de horario o no me quiere ver más. Tampoco me importa mucho. Tengo la cabeza mambeada por otras cosas.
La muerte del Narigón me pegó mal y sé que estoy escribiendo desde la bronca y el dolor que tengo. El guacho era un buen pibe…Jugar al pistolero y chorro que le hicieron creer que era, lo terminó matando. Pero no quiero echar culpas, para eso está la gorra y los chetos sin corazón que piensan que todo se resuelve con plata. Pobre gente.
Con el Narigón hice la primaria y los primeros dos años de secundaria. Íbamos juntos, él pasaba por casa, me chiflaba la canción La danza de los Mirlos y yo salía. Era nuestro código. De camino a la escuela, pasábamos por la verdulería de Jorgito. Y no hubo un día en cual el Narigón no se haya afanado algo. Por lo general manzanas o mandarinas. Después corríamos como si hubiésemos robado un banco.
Muchos años después me enteré que Jorgito siempre supo que le afanábamos. Se hacía el boludo nomas. Sabía que esas frutas eran nuestro desayuno.
Me voy a quedar con este recuerdo: Los dos, pibitos atrevidos, riendo y corriendo, dejando atrás el hambre y el peligro. Sentados en el cordón de la vereda, masticando esas manzanas, mirándonos con ojos y sonrisas cómplices.
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